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¿Cómo mejorar la comunicación con mi adolescente?

Comencemos por aclarar que es normal que existan conflictos entre padres e hijos, sobre todo en la adolescencia. Sin embargo, esto puede ser incómodo para ambas partes.
Puede que en momentos se encuentren confundidos entre qué tanto soltar o agarrar, qué tanto pedir que opinen y debatirse entre por qué no me cuenta sus cosas. Pues es muy probable que ellos también se pregunten lo mismo, ya que se encuentran en una etapa donde ni son niños ni son adultos.
La adolescencia es una etapa de autoconocimiento y descubrimiento, y a veces a los padres se les hace difícil entender qué les pasa a sus hijos. Dicha incertidumbre puede llevar a que se sientan ansiosos al momento de sentarse a tener una conversación con ellos.
Hay algunos aspectos a tomar en cuenta al tomar dicha acción.
Roma no se hizo en un día. La comunicación entre padres e hijos tampoco. Es un proceso que conlleva tiempo, paciencia y perseverancia.
No te van a contar todo, así como tú tampoco le contarías todo a ellos. Recuerden que la comunicación es de dos vías. Para ellos estar en disposición de hablar, es importante estar en disposición de escucharlos, y viceversa. Sin embargo, es primordial saber que hay una línea fina entre abrir la puerta de la confianza y querer saber todo sobre ellos. En el momento en que el adolescente se sienta “invadido de su privacidad” va a querer cerrar esa puerta, por lo que es importante respetar la cantidad de información que nos quieran compartir. Algo es mejor que nada, y por algún lugar se empieza.
No todo lo que te cuente te va a gustar. Debes tener en cuenta que cabe la posibilidad de que te cuente o comente algo que no sea de tu agrado. Recuerda que este es un proceso de autoconocimiento y puede que sus opiniones o visión sobre algún tema difiera de las tuyas. Aprovecha ese momento para escucharle y tratar de entenderle sin juzgarle. Puedes tomarlo como una oportunidad para comentar e inculcar tus valores, pero respetando su opinión.
¿Cómo lo logro?
Al momento de hablar con ellos:
Escúchale. Permite que exponga su punto de vista y trata de no interrumpirle. Presta atención a lo que te dice, sin distracciones. Así le demuestras que para ti es importante lo que te está diciendo.
Evita gritarle o reclamarle de forma alarmada. Puede que en uno de los momentos en que te diga algo que te impacte o no te guste, te sientas en la necesidad de corregir. Lo mejor es hacerlo desde un lugar de calma y comprensión. Ya calmado/a, le explicas lo que te ha parecido incorrecto y por qué.
Tus experiencias son válidas. Pero son tuyas, no de ellos. Un error muy común es comparar lo que tu hubieses hecho, o como se manejaban las cosas “en tus tiempos”. Si bien es cierto que eres la mejor persona para guiarle, basarte en tus propias experiencias puede invalidar lo que ellos están sintiendo o pasando. Además de que también es cierto que los tiempos han cambiado, y debemos adaptarnos. En lugar de “decirle qué tiene que hacer” pregúntale que piensa sobre ello, o cuales serían otras posibilidades. La mejor “lección” que le puedes dar, es la capacidad de crear sus propias soluciones ante distintas situaciones, pues al final de cuenta no siempre estarás con ellos.
Pregúntale como se siente. Pero más que eso, muéstrale que está bien expresar sus sentimientos o que crees entender como se sienten. Para que puedan tomar una actitud de responsabilidad ante sus acciones, es importante que sepan tomar responsabilidad de sus emociones. Puedes dejarle saber que “ves que está enojado” o “ves que está triste” y si es necesario puedes preguntarle de forma directa.
Es importante destacar que esto no implica que pierdas tu autoridad ante ellos, de hecho, soy fiel creyente de que es primordial ser consistentes y persistentes con lo que digamos, y no debemos ceder después de decir que no. Sin embargo, se les hará más fácil escucharte y tomarte en cuenta si sienten que están siendo escuchados y tomados en cuenta también.
Manténganse atentos a la próxima entrada, donde les competiré sobre cómo mantener la autoridad siendo comprensivos y manteniendo una comunicación abierta.
Lic. Alejandra Morales, M.S., Psicóloga clínica
Terapeuta familiar y de parejas